Cuando hace casi dos años mi padre falleció, necesitaba sentirlo conmigo como lo había estado siempre; quería encontrar algo que simbolizara esa unión fraternal padre-hija. Hallé una imagen de un símbolo celta que representaba justamente esa idea y con la inestimable ayuda de Maria Grazia, diseñó un colgante que desde entonces llevo conmigo. Una maravillosa JOYA, en oro blanco y rosa. Preciosa. Increíble. De verdad que no tengo palabras. De las manos de esta maravillosa artista nacen ideas que hacen realidad los deseos de cada uno. Mi corazón está un poco más cerca de mi padre, si cabe, gracias a ella. ¡Gracias!